Desde pequeña me fascinaba entender por qué sentimos y actuamos como lo hacemos. Sin embargo, guiada por las expectativas externas y por la idea de no “desaprovechar mi talento para las ciencias”, estudié Ingeniería de Caminos y trabajé durante 17 años gestionando equipos y proyectos a nivel nacional e internacional.

En 2017, tras una serie de cambios en la empresa, comencé a replantearme mi rumbo profesional. Buscaba algo más alineado con mi inquietud por el comportamiento humano, lo que me llevó a formarme en Coaching y desarrollo personal. Fue entonces cuando descubrí la Ingeniería Emocional de la mano de Arancha Merino.

Encontré en este modelo transformador respuestas claras sobre las emociones y cómo gestionarlas desde la autenticidad. Me formé durante 6 años con Arancha, y gracias a su acompañamiento fui aplicando e integrando primero en mí y después en mi entorno todo lo aprendido, especialmente en mi relación con mis hijas.

La maternidad también me llevó a buscar herramientas de crianza respetuosa que me ayudaran a educar con más conciencia y armonía, y me formé en varias metodologías.

Desde 2018 imparto talleres y programas para familias que desean mejorar la relación con sus hijos. Sin embargo, durante los primeros años me di cuenta de que no tenían el impacto que pensaba en las familias, porque al tiempo volvían a sus antiguos hábitos.

En el momento que empecé a integrar la Ingeniería Emocional MAT y la crianza consciente en el trabajo con familias la transformación fue más profunda, visible y duradera.

En 2023 tomé la decisión de dejar definitivamente la ingeniería de caminos para dedicarme por completo a lo que hoy da sentido a mi vida: ayudar a otras personas a mejorar su bienestar personal y profesional a través de la Ingeniería Emocional MAT.

Gracias a lo que aprendí y sigo aprendiendo con Arancha Merino y el MAT ahora me siento muchísimo más realizada como persona en todas las áreas de mi vida.