SU LEGADO

Entre el año 1980 y el 1982, Preciada Azancot descubrió y desarrolló el MAT y tras experimentarlo sobre más de 50.000 casos y comprobar la exactitud de sus leyes y la idoneidad de sus postulados y resultados comenzó a escribirlo y a registrarlo en propiedad intelectual desde noviembre de 1987 en sus más de veinte libros a la fecha así como en sus múltiples cursos creados para la formación de Masters MAT, Coachs, Instructores, Docentes, Analistas y Académicos en la Escuela MAT de Dirigentes que fundó en el año 1987 y en la cual siguió hasta el final de sus días formando a sus alumnos para convertirse en dirigentes integrales de su propia vida y en profesionales del MAT.

 

 

El MAT (Metamodelo de Análisis Transfromacional), cuya paternidad Preciada Azancot atribuye al padre del Análisis Transaccional, Eric Berne y cuya maternidad reconoce al creador del análisis junguiano, Carl Gustav Jung, es el descubrimiento de la ingeniería emocional y sensorial de la estructura de personalidad septidimensional  -y no de cuatro dimensiones como se había creído desde los Griegos Antiguos- del ser humano y es conocida como siendo la primera ciencia precisa (universal, objetiva, transmisible y medible) del funcionamiento del ser humano en todas sus facetas, tipologías de personalidad, creaciones y formas de ser.

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Es de destacar que también investigó en el Hospital Universitario de la Princesa de Madrid con el MAT en relación a la detección de patrones emocionales de conducta que favorecen ciertas enfermedades de alto riesgo tales como la cardiopatía, el cáncer, la neumopatía, la neuropatía y las enfermedades nutricionales. Dichos resultados fueron presentados en Mayo del 2010 en un acto solemne patrocinado por los laboratorios Pfizer y presentado por el Decano de la Facultad de Medicina y el Presidente del Ilustre Colegio de médicos de Zaragoza a más de 180 médicos que estimaron dichos resultados como siendo un nuevo paradigma en las ciencias de la salud.

Es de destacar que también investigó en el Hospital Universitario de la Princesa de Madrid con el MAT en relación a la detección de patrones emocionales de conducta que favorecen ciertas enfermedades de alto riesgo tales como la cardiopatía, el cáncer, la neumopatía, la neuropatía y las enfermedades nutricionales. Dichos resultados fueron presentados en Mayo del 2010 en un acto solemne patrocinado por los laboratorios Pfizer y presentado por el Decano de la Facultad de Medicina y el Presidente del Ilustre Colegio de médicos de Zaragoza a más de 180 médicos que estimaron dichos resultados como siendo un nuevo paradigma en las ciencias de la salud.

ARANCHA MERINO

«Conocí a Preciada en mayo de 2005. En aquella época yo aún era directora general de una importante productora de televisión pero me encontraba en una de las mayores encrucijadas de mi vida. Vivía en el estrés constante, las luchas de poder eran cotidianas, me sentía enferma, sin saber qué hacer en mi vida. Sabía que ese mundo de «tiburones» no era mi mundo pero la apariencia, el estatus, el reconocimiento social pesaban demasiado y me mantenían en esa profesión que hacia afuera me coronaba de éxito, pero hacia adentro me vaciaba en una vida sin sentido.

Así, en una comida de trabajo, el director comercial me comentó que estaba haciendo un curso revolucionario sobre las emociones y su impacto en nuestra vida de la mano de su creadora, una mujer increíble y excepcional. En ese momento sentí que ese curso iba a ser mi tabla de salvación. No pude esperar a conocerla. Cuando la ví en persona recibí un primer impacto de esa mirada profunda que veía en mi interior, más allá que yo misma. En 15 minutos me describió como nadie me había conocido jamás. ¿Cómo lo hizo si no me conocía de nada? 

Ella nos explicaba que todos estamos capacitados para hacer esos diagnósticos profundos con la condición de conocer bien el MAT y sus leyes precisas. Permanecí con ella durante 6 años. Fueron los años más duros y liberadores de mi vida. Duros porque comprobé que durante 40 años viví en una mentira, y descubrir la verdad tuvo momentos dolorosos. Liberadores porque la verdad es lo único que nos hace libres. Esa libertad que permitió encontrar mi para qué en la vida, mi vocación de servicio que en nada se parecía al mundo de «parecer» que había construido.

Preciada era un genio. Cada día doy las gracias por el privilegio de haberla conocido y haber formado parte de su selecto grupo de estudiantes.

La vida de Preciada no fue fácil. De origen sefardí y criada en Fez se casó y tuvo dos hijos. A escondidas cursó y se doctoró en psicología. Como allí no se le permitía ejercer su profesión, se trasladó a París con el dolor de ser obligada a renunciar a sus hijos. Años después se fue a vivir a Caracas donde conoció a su segundo marido, Leopoldo Azancot. En esos años, y tras trabajar en procesos de cambio en varios bancos, creó el MAT, la ciencia que estudia el comportamiento humano y descubre las siete dimensiones del ser humano. En 1984 se traslada a Madrid.

Recuerdo que Preciada nos contaba que desde pequeña veía que el mundo estaba al revés y que su sueño, que se convirtió en objetivo, siempre fue encontrar la manera de poner el mundo al derecho. Lo logró con el MAT.

Preciada era una mujer maravillosa. Adoraba al ser humano. Su amor por las personas le llevó a dedicar toda una vida a la investigación apasionada y sin descanso. Siempre encontraba la esencia de las personas y las llevaba a crecer. Era extremadamente valiente y atrevida a la vez que sensible, tierna y juguetona. Una mujer de una profundidad inigualable y con una capacidad de visión a largo plazo que no dejaba de sorprenderme. Todos sus diagnósticos se han cumplido sin excepción.

Preciada cambió mi vida por completo. Me enseñó a crear mi isla de felicidad. Cuando alguien crea un impacto y una transformación tan radical en tu vida, tienes la responsabilidad de divulgarlo, no puedes atesorarlo solo para ti. Por eso, mi compromiso con ella y con su gran obra, el MAT es divulgar y transmitir esta ciencia que nos guía en el camino del autoconocimiento y crecimiento personal liberándonos de nuestras prisiones tipológicas al encontrar nuestra vocación.

Gracias querida Preciada, por tanto.»